
Cuando el día del examen llegó ambos estaban más que preparados. En las tres horas que duró todo, lo repasado fluyó rápidamente y cuando ambos salieron de su prueba se encontraban tranquilos mientras que las demás personas se encontraban asustadas. Sí, la preocupación no era asunto de Mariana ni de Gustavo porque sabían que habían dado su mejor esfuerzo en su última evaluación del semestre. Así, luego de ir a comprar unas gaseosas, ambos caminaron hacia la salida de la universidad y se despidieron tras prometer estar en contacto durante las vacaciones.
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Habían pasado dos semanas desde que Mariana y Gustavo no se veían las caras y una noche de domingo él recibe una llamada a su celular de un número que no tiene en su agenda…
Gustavo. ¿Aló? ¿Quién es?
Mariana. ¿Gustavo? Soy yo, Mariana…
Gustavo. ¿Mariana? Mariana.
Mariana, de tu clase de lógica… Qué rápido te olvidas de los amigos, carajo.
Gustavo. ¡Mariana! Discúlpame por haberme hueveado, es que el número es otro ¿Cómo estás? ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Qué tal te fue en el final?
Mariana. A la mierda con el número. Por cierto, pasé el examen y el curso satisfactoriamente… Espero que a ti también te haya ido perfecto.
Gustavo. Sí, sí… Me fue muy bien. Qué milagro tu llamada.
Mariana. Ya que otros no llaman uno los tiene que llamar… Pues oye, llamaba para contarte dos cosas.
La primera es que la semana pasada terminé con Pedro, mi ahora ex enamorado.
Gustavo. ¿Qué? ¿Cómo que terminaste con Pedro? Yo les juraba amor eterno hasta que la muerte los separe…
Mariana. Sí, yo también pensaba lo mismo, alucina pero ahora estoy bien y pues quiero que te sientes para que escuches lo segundo que te quiero decir…
Gustavo. Estoy sentado y preparado, no te preocupes…
Mariana. Mira, he estado pensando bien y pues… Sé que tal vez te sonará raro pero me gustas y no sé si quieras intentar algo, ¿Qué dices?
Gustavo. Mariana, ahora yo no puedo estar contigo… Me caes muy bien, te quiero mucho pero justo acabas de terminar con tu enamorado y debes tener más tiempo para ti… Mira, lo que pasa es que a mi me gustan los hombres. Soy gay.
Mariana. ¿Qué? Esa ni tú mismo te la crees, oye. Júrame que no es cierto.
Gustavo. Te juro por lo que más quieras que sí lo es… Lo siento.
Mariana. Adiós…
(Mariana cortó el teléfono)
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Así, comenzaron las clases de un nuevo semestre en la universidad. Pasaron los meses y Gustavo no se había encontrado a Mariana todavía, lo cual era extraño porque él casi siempre acostumbrava verla caminando por los pasillos del pabellón.
Sin embargo, él recibió noticias de ella a fines de noviembre mediante un correo a lo cual él se sorprendió porque pensó que ella nunca más le volvería a hablar tras aquella llamada telefónica realizada en vacaciones. Así, fue cuando abrió el correo que él leyó lo siguiente...
Tavo ¿Cómo estás? Espero que todo esté bien. Ahora ya no me ves mucho por porque paso más tiempo en Facultad, estoy adelantando varios cursos y apenas llevo un electivo que me falta en Letras y las clases son en las noches. Si te preguntas más sobre mi vida pues tengo tres novedades pero vamos por partes.
La primera es que regresé con Pedro a los pocos días que te llamé porque, aunque fue una pelea fuerte, tuvo solución y si te llamé para preguntarte si querías estar conmigo fue porque se me cruzaron los demonios y quise darle celos cotigo. Sin embargo, pasó lo que pasó y pues... Tuve oportunidad de reflexionar mejor sobre lo que me estaba sucediendo.
La segunda novedad es que... Tengo poco más de dos meses de embarazo y pues ambos estamos emocionados. Sí, va a ser difícil estar en la universidad y con el embarazo pero no voy a interrumpir mis estudios. Estoy super feliz, no tienes idea.
Estas son las dos novedades más importantes y la tercera... Pues, sabes que te sigo queriendo como amigo sin importar que seas gay.
Oye... Debemos vernos antes de que acabe el ciclo para almorzar o para tomar algo. Lo siento por no haberme comunicado antes contigo pero creo que nunca es tarde para que cosas como estas pasen.
Cuídate, un beso.
Mariana.
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¿Qué pasó después? Sí, se reunieron para almorzar y hablaron de muchísimas cosas. Sí, se hicieron más amigos después del almuerzo Sí, Gustavo fue el padrino de Hugo... El hijo de Mariana y Pedro. Y no, aunque intentó, Gustavo no pudo robarle aunque sea un beso en la mejilla a Pedro.